Últimamente estoy atrapada dentro de la música. Ella no me pide decir palabras ni escribirlas. Solo me acompaña la sensación del sentir. Cuántas historias de amor y dolor hay en las teclas de un piano o en las cuerdas de un violín o en la melancólica guitarra. Y así, pasan mis horas sumergida en sensaciones que no puedo descifrar pero están clavadas en mi pecho. Quizás, nacerán las palabras el día que la mente le gane al sentimiento. Por ahora, escucho este ruiseñor…
Llegó el futuro con nuevas noticias. La vida será diferente, no viviremos en el afuera sino en el interior del espíritu. Las casas serán la vida y cada rincón una ciudad. No más aeropuertos ni carreteras, la aventura estará secretamente en nuestra intimidad y sus laberintos. Navegaremos en él, escucharemos su música y su canto no será un lamento, porque no habrá más temores que venzan al amor. Si, sorpresivamente el presente se trocó en futuro y existiremos en él sin otra alternativa…
Había una vez un Planeta muy bélico y desordenado: no había manera de encontrar la tan ansiada paz.
Un día aterrizó una nave espacial y bajó un hombrecillo muy peculiar al que nadie le prestó atención.
Después de pocos días se marchó sin despedirse…
Poco a poco, los habitantes del planeta comenzaron a enfermarse y no se sabía la razón.
La desolación y desorientación fue tan grande que varios países se dedicaron a crear el arma que detuviera la invasión del mal y por fin salieron a la luz algunos antídotos…
Desde entonces, el pánico se apoderó de todos. La gente comenzó a hablar el lenguaje correspondiente al origen del antídoto.
Se perdió la comunicación y solo se hablaban tres idiomas y el planeta quedó reducido a tres satélites solitarios.
Cielo Me das amor, me das caricias e inclusive me ofreces tu vida. Y aunque las estrellas y la luna quisieran regalarme su cielo, no lo necesito. Porque, qué mejor paraíso puede existir que el éxtasis entre tus brazos... Eva Dedicado a todos los hombres cariñosos.
Detrás del velo está la vida y no queremos verla. Y es que vivir da temor, demasiadas responsabilidades, mucho que aprender si se quiere estar en el medio. Pero qué pasa si corremos el velo… Está el azul del cielo y la luz del sol y en las noches, la luna enamorada y el mágico silencio. Es duro, lo sé, pero ensayemos y tal vez seamos sorprendidos gratamente perdiendo el temor a la realidad. Dicen que quien teme a la muerte es porque le teme a la vida ¿Será cierto? ¿Acaso creemos que vivimos y realmente somos nada más que protagonistas que memorizaron el guion? Qué les parece si corremos el velo… ¡Hermoso desafío.! Yvette Ruben