Se desempolvan las imprentas, se aceitan los tornillos…
Se convocan a los columnistas, poetas, periodistas,
fotógrafos y transeúntes del día a día.
Las aseadoras corren de un lado a otro,
huele a café recién hecho y la alegría del encuentro
se manifiesta en abrazos y lágrimas.
Ha llegado la hora.
El Relator abre de nuevo sus puertas al mundo.
Como siempre, somos auténticos, no competimos
por las noticias, ni nos guiamos por la moda del momento.
Informamos los acontecimientos con sus subes y bajas.
¡Relatamos la vida!
La editora