No me cabe duda, Cartagena es fascinante
y
su atracción, indescifrable. Es mágica.
En esta ciudad donde la pobreza y
riqueza se enfrentan
cara a cara todos los días, la alegría
se esparce como hiedra por donde se camina.
Cualquier rincón es una sorpresa,
habitada por personajes
tranquilos que juegan naipes o dominó en
las calles al atardecer, el bullicio de vendedores ambulantes, vendedoras de
frutas, agua de coco, las bóvedas con sus dulces, las novias exponiendo su
blanca inocencia.
El sol brilla más, las noches llaman a
la música y
la baña una brisa tibia y sensual.
Por eso quizás, tiene nombre de mujer
hermosa.
Los dulces
Amasando dulce de coco
La procesión
La música