Cuando
deseas algo apasionadamente y sucede,
es
como un milagro.
A
dos mil seiscientos metros sobre el nivel del mar y
desafiando
el frío de madrugada, lluvias torrenciales,
vientos
despiadados, nace en mi balcón una hermosa gardenia.
Me
sonríe en complicidad y sabe como yo, que no todo lo
que
queremos se cumple; no obstante, los milagros existen
a
fuerza de desearlos.
El
que pide, recibe.
Yvette
Ruben A