Dicen que el mar es sabio y lo sabe todo.
Me sentaré en su orilla y escuchare lo que me dice.
Y no está demás hablar con la Luna que como mujer,
es más intuitiva.
¿Saldré del encierro?
Esperaré la respuesta al alba
cuando el sol asome su sonrisa.
Tal vez algo grande me espera
y quizás,
sea sólo una palabra…
Yvette Ruben
Este diario no es fanático de la violencia
ni de malas noticias en primera página.
Preferimos lo sencillo y cotidiano,
porque al alma hay que enriquecerla todos los días
al amanecer, con flores y un buen café.
En estos momentos,
es difícil saber cuál es la realidad y la auténtica verdad.
Seguiremos con el día a día, con las sorpresas callejeras,
con los vendedores ambulantes que escasamente saben leer
y le dan vida a la ciudad.
Las tiras cómicas son un deleite de inteligencia elevada
y la sencillez de la palabra, es un alivio para el espíritu.
Hoy, terminamos con desear a nuestros lectores
un buen fin de semana
y un comienzo cargado de surrealismo…
La editora
Abrimos puertas de nuevo.
Cada día es un comienzo
y parece que estamos atrapados
ante una nueva amenaza.
Pero la vida continúa y los pájaros
cantan, las mariposas vuelan,
las abejas se alimentan…
¿Ellos no se enferman?
Y así, la ciudad despierta más tarde.
Las finanzas del reciclador se debilitan
y aumentan los domicilios.
¿Y nosotros qué?
No se me ocurre otra cosa que nacer de nuevo.
Pensar que aun somos niños,
que la vida diaria es un paseo al parque,
una lonchera y regresar a casa para el almuerzo.
Luego una siesta y de nuevo jugar y reír.
Por supuesto, es una fantasía que ayuda
a bajar la ansiedad.
Debemos laborar para el sustento del día a día,
pero es el comienzo para aceptar que tantas
cosas que llevábamos en el hombro y que pesaban,
no eran necesarias.
La vida es sencilla si creemos en ella y en el amor.
Dejemos a un lado lo superficial,
eso que pensamos nos trae felicidad y no es así.
La felicidad no viene en un paquete,
no tiene forma sino aroma…
La editora
“En el principio, Dios creo el cielo y la tierra”
Siento el movimiento del planeta.
Camina con paso tembloroso porque su norte ha perdido.
Se atormentan los mares y ríos.
Los vientos como vendavales
arrastran a la humanidad
que buscando una salida,
nada contra la corriente.
Huye de las sombras ansiando una luz
que ilumine su sendero.
Qué pequeños somos,
quizás llego el final.
Desnudos y sin enseres
acumulados durante lo que llamamos vida,
nos encontramos con caminos amurallados.
Y alzando la vista por primera vez
después de siglos mirando un móvil,
se abren las nubes dando paso
al azul del firmamento.
No sabemos si es el fin,
o es el comienzo…
Yvette Ruben
Yvette Ruben
