De nuevo Babel.
Aumentan los lenguajes y la comunicación se ausenta.
No nos entendemos y el ruido de las voces es ensordecedor.
La torre de Babel se tambalea al igual que el globo terráqueo.
No es un pensamiento negativo sino, una realidad incuestionable.
En mi sentir que como siempre, va más allá de mi propio ser,
percibo un comienzo de campos verdes y sus cultivos,
árboles frutales y vegetales de hojas verdes descomunales.
Estamos a la entrada de un nuevo mundo:
El trueque, me das y te doy...
Se acaban las calderas y el humo negro,
se acaban los tumultos del transporte por nobles caballos
y allá lejos, en las praderas verdes y el trigo dorado,
se oyen los festejos y los cantos a las lluvias,
al amor, al césped que crece bajo un sol que lo ilumina todo,
porque pasaron las tormentas y el hombre salió triunfante.
Había una vez un pueblo...
Yvette Ruben
