Gracias por darme el afecto
que siempre soñé.
Gracias por acariciarme
el corazón cuando duele.
Gracias por acompañarme
cuando comienzo a ser
parte del olvido.
Gracias por escucharme
y callar lo que sufres.
Gracias por hacerme sentir
única.
Gracias por el cielo.
A lo lejos, se escucha el lamento de un violín