Colapsaron los hospitales y liberaron la ciudad.
Miles de palomas blancas alzaron vuelo felices,
aunque no comprendían el absurdo.
Después del acuerdo entre ellas,
recorrieron los cielos y la tentación
las llevo a lugares prohibidos
y darse algunos gustos,
antes de que las encerrarán de nuevo.
Eran conscientes de su irresponsabilidad
y aún así, embriagadas de alegría,
no hubo rincón que no visitaron.
Entretanto, la ciudad ardía de rojo pasión.
Y el cielo se vistió de blanco...
Yvette Ruben
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