En toda época de crisis de la humanidad,
son necesarios los artistas, los soñadores,
los creadores de fantasías y poetas…
Necesitamos quien pinte el cielo de rosa
y cree lluvia de estrellas.
Música que acalle el destructivo pánico
y logre manantiales en el desierto del alma.
La realidad es para todos,
así como los sueños y la esperanza.
Para qué repetir lo que sabemos
si podemos imaginar el asombroso absurdo.
¿Y si acallamos la mente para escuchar
qué dice nuestro interior, siempre opacado
por la razón y la obligación.?
No es un pecado idealizar, ver más allá,
vislumbrar el amanecer de la esperanza.
Si, los necesitamos a todos,
que nos alimenten con sus locuras
antes que la locura nos invada.
Confiar en que, en el momento menos esperado,
llegará la paloma blanca con la rama del olivo.