Por fin acepto mi propia voz,
ya no me asusta como antes.
Ella anda suelta y despreocupada
por los jardines del mundo.
Y cuando mira al cielo que se besa
con la mar, se estremece
y lo quiere cantar.
También quiere contar cosas
sin importancia, informales y sencillas.
Porque la vida se nos volvió aburrida,
no por el intruso sino, porque le han dado
una importancia que no merece.
Pero el tiempo se escapa y con él, la vida;
así que se debe aprovechar
cada instante, cada segundo
y hacerse escuchar.
Lo lograré quizás, si el vecino comprende
que los carros son para andar y no para pitar,
que al perro, hay que darle comida y cariño
para que no ladre sin cesar.
Si le bajamos la dosis a tanto mensaje
de auto estima, a los ya caducados,
a los que pretenden descubrir la verdad…
Ahora somos domicilio, tecnología, ropa de casa.
Y lo interesante es que actualmente,
lo importante ya no lo es
y aprendemos a derretirnos
con la luna nueva como un hilo
en el cielo aún azul.
Una simple rosa, es una ¡fiesta!
Porque la mujer, tiene cuerpo de violín…
Yvette Ruben
No hay comentarios.:
Publicar un comentario