Existen muchas leyendas en torno al café, una de ellas
es la de un pastor árabe del siglo VI, quien estando en tierras africanas
observó el efecto tonificante que surgía en las cabras tras tomar los frutos
rojos de un arbusto. Después de comprobarlo por él mismo, llevó unas muestras a
un monasterio. Al principio les pareció de sabor horrible y lo descartaron
echándolos al fuego. Fue entonces cuando comenzaron a percibir su agradable
aroma. A partir de ahí se fue extendiendo lo ocurrido y se comenzó a realizar
una bebida con los granos tostados.
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