Tantos corazones vuelan e inundan las redes sociales
que me incitan a fantasear con la imaginación...
Cómo sería si los corazones se pudieran abrir
como un libro y leer su contenido.
Sería infiltrarse en una revolución sin pies ni cabeza.
¿Y qué tal si se pudiera elegir corazones en el supermercado?
¡Ay, no sé, esa idea me tiene loca!
¿Escoger al que razona
y cumple sus obligaciones de manera sistemática
y aburrida, o lanzarnos al poeta loco
que nos llena el alma de ilusiones?
Contigo, pan y cebolla, se decía antes de la revolución tecnológica.
¡Ahora se requiere algo más que pan y cebolla!
Así que, no regalemos tan fácilmente corazones
sin sentimiento ni razón.
De mi parte, busco un corazón noble
con alma de poesía y que sepa,
amar y bailar.
Soy Eva...
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