Solamente hace falta un momento,
una circunstancia, una idea…
Pero no siempre fluyen y se escapan
como duendes traviesos jugando
al escondite.
Pero sorpresivamente, llegó la lluvia
y los pájaros celebraron
bañándose en el agua bendita.
Las flores agradecidas lavaron sus caras
y en las calles, los vendedores callejeros
guardaron su mercancía
y aprovecharon, un merecido descanso.
Y reinó el silencio, digno de la monotonía
de un día Domingo…
Yvette Ruben
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