Ante el diluvio que nos arrasa,
el hombre habla en diferentes lenguas
y a cambio de una Torre de Babel,
construimos un nido.
Desde él, miraremos sin ningún pronóstico
el inmediato y lejano futuro.
Viajaremos sin rumbo fijo en un único
vagón de tren; somos los timoneros del futuro
y desde ya, aprendemos a disfrutar el encierro.
Pero hay un lugar libre de todo mal
y está escondido en un lugar recóndito de la mente.
Es el hogar de la Fantasía…
Ella, muy sensual y coqueta,
camina liviana y no se preocupa
porque puede hacer todo lo que desee…
No será extraño que algún día,
las ciudades serán campos verdes y trigo dorado,
que los océanos transparentes muestren sus corales
y que, un manto de estrellas, nos cubra en la oscuridad
de la noche, mientras planeamos la siembra del día siguiente.
Volveremos a ser humanos, sin nombre propio…
Yvette Ruben
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