Ante la falta de noticias,
qué mejor que sumergirnos en el mundo
fantástico y genial de Mafalda.
Procupada por la salud mundial,
su insistencia en cambiarlo por otro
no es descabellada.
Lo ha cuidado cuando está enfermo,
lo regaña por sus impudencias
y ese aire de sobradito que tiene siempre.
Carece de humildad y su arrogancia
es detestable.
Tenés razón Mafalda, cambiémoslo y listo!
Me uno a la campaña,
tal vez el nuevo mundo llegue en una cigüeña rosada…
La Editora
¡Dinos qué hacer Mafalda!
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