En medio del caos mundial,
construyo un paraíso.
No un escape a la realidad,
solo un refugio de paz.
Por los cielos se corre el rumor
y los primeros en curiosear
son las aves en la madrugada.
Mariposas, abejas, libélulas.
Algún picaflor de vez en cuando.
Rayos de luz coloreando los naranjos
y mi banco de parque
en espera silenciosa.
Es mi confidente y consejero.
Placentero en el sol y en la sombra,
escucha con atención mis relatos.
Cuando me acerco a la fantasía,
sabe que algo sublime vendrá
con los trinos del alba
y la espléndida luz del atardecer.
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