Es la libertad del espíritu,
cuando los pájaros vuelan a sus nidos
y las flores muestran sus almas al sol.
El murmullo de la cascada
y el embriagante perfume
del caballero de la noche.
Y entre esa melodía,
que a la vez es silencio
propio de la naturaleza,
hablándole al amor que espera
en las sombras entrado el ocaso.
Amor divino, fresco y apasionado
como la tormenta que anuncia su arribo.
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