Los jueves de
cada semana llegan a mi cocina las hortalizas de Leopoldo, un soñador que sigue
la tradición de familia cultivando en pequeñas parcelas productos orgánicos.
El ambiente
se impregna de olor a tierra húmeda y se siente tranquilidad y nostalgia
del pasado, cuando aún, las granjas no eran supermercados.
Las
variedades de lechugas contrastan con zanahorias, remolachas, rábanos y
hortalizas de diferentes tamaños y colores.
Es un
festival, es la energía de la tierra que llega de la huerta a la cocina.
Gracias
Leopoldo por creer y por aportar salud a quienes la buscan.
Belleza y derroche de colores. Lindas fotos, Yvette. Un abrazo.
ResponderBorrarGracias Paola, la vida es color!
ResponderBorrarUn abrazo