Me gusta este espacio,
libre de toda contaminación.
Y es que de un tiempo acá,
decidí no estar donde no me quieren.
No es fácil reconocer los mensajes
y tocar puertas vacías en donde no hay
nadie detrás.
Tampoco necesitas vestimentas, ni joyas,
ni lujos extravagantes; es la fantasía,
la que cobija la vida sobre tus hombros
y por eso, muchas veces no entendemos
por qué, algunas personas son felices
sin tener nada atesorado.
Soy tan feliz como lo es todo
ser humano que sepa entender su corazón.
La felicidad no es tangible ni tiene medida;
es la suma de momentos extraordinarios,
grandes o pequeños.
Acallar la razón es buena medicina para el alma
y el espíritu, así, el corazón se libera y como el cause de un río, corre libre y apasionado.
Y aquí estoy, esperando que ella, mi mente,
se salga de su cause y derrame su sabiduría
en mi piel.