El jardín sugiere pocas palabras
y el camino es largo.
Desde su creación el vive
primaveras, veranos, otoños
e inviernos.
Cada estación es una vida de colores
y experiencias diferentes.
Y así, observando ese mundo que
parece no moverse, hay toda clase
de conflictos internos por resolver.
Las semillas no son las mismas.
Algunas germinan en raíces más fuertes
que otras débiles e indecisas.
Y desde ahí, nacerán las flores más bellas
y los robles que no se doblegan,
las palmeras que se agachan y permiten
a la tempestad seguir su recorrido.
Flores de un día y olivos ancianos…
¿Qué tanto dependen del mal o buen trato?
Bien sabemos, lo cuidado con amor, perdura.
Aquí, desde mi jardín…
Yvette Ruben
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