Las máquinas están quietas,
no hacen ruido y respetan
los días de fe que llegan
en silencio.
La ciudad está vacía
y cesan las actividades comerciales
para darle paso a la espiritualidad
de esta semana próxima.
Algunos escapan para buscar
el descanso milagroso que le
de paz a su conciencia.
Soñamos con un mejor mañana
para el mundo y rezamos por ello.
El amor no tiene recesos ni pausas,
él está siempre y en todos lados.
Unamos nuestros sentimientos
para fortalecer los espíritus y seguir
adelante.
Escuchemos nuestra propia canción…
La editora
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