La vida es un Carnaval,
dice la gente en broma
y si, es la verdad.
Se compra y se vende amor
y se pasa del amor a la indiferencia
con ligereza.
Se sigue a los adivinos iluminados
y a los magos de los naipes
con sombrero de copa alta.
Se cambian amigos
como fichas de ajedrez
o al cara y sello.
Las máscaras brillan por doquier
y hacemos rumba de lo fundamental
o rostros de tristeza fingida ante el funeral.
¡Qué más Carnaval o Circo!
¿Acaso hay alguien totalmente cuerdo?
Sigamos jugando a que somos pensantes
y conocemos la realidad con el antifaz
de expresión grave y seria.
Por ahora, mientras escribo,
me desnudo la cara y soy cristalina
como el agua de la quebrada fresca.
Hace mucho calor para vestir
mi semblante de realeza.
Yo soy la fantasía…
Yvette Ruben
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