no sabía que me atraparía su embrujo
y que siempre volvería a buscar esa magia
que complementa mi alma inquieta.
Han pasado décadas
y no me atrevería a calificarte Cartagena,
especialmente ahora,
que tantos vienen a fotografiar el escenario
más no tu alma, que esquiva y prudente,
se esconde entre los callejones
donde el pueblo brega por el sustento del día.
Dicen los pescadores que te ven
volando con las gaviotas en las madrugadas
y que, en las noches, te escondes vigilante
entre la algarabía de los transeúntes
ambulantes de la vida.
Cuando mi emoción es grande,
pienso que soy tu alma,
que eres producto de mi fantasía
y que no existes,
o que tal vez te soñé en alguna vida,
de tantas que tengo en mi mundo
Precioso relato.
ResponderBorrarGracias José María, ojalá algún día conozcas esta hermosa ciudad
BorrarMuy muy bueno, hermoso escrito y radiantes fotos
ResponderBorrarGracias por el comentario, es estimulante.
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