Me gusta
cuando la ciudad despierta de su letargo
con olor a
licor añejo. El bullicio se apodera de las calles
y es el
comienzo del nuevo año, del rebusque para subsistir,
de la
creación de nuevas ideas para desarrollar,
de nuevos
intentos de paz entre el amor y la guerra.
Para qué el
calendario, si cada día debería ser un
comienzo, una
esperanza, un sueño, una sorpresa.
Que sea
bienvenida y bendecida la vida.
Yvette Ruben A
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