Mi ciudad es
inquieta e inconforme.
El sol y la
lluvia compiten por el liderazgo y las flores temerosas se refugian
Agoniza y resucita
varias veces al día, entre el caos del tráfico y la intolerancia de sus gentes.
Dicen que es
atractiva porque se la pasa de rumba en rumba todas las noches, mientras el
alcohol se deleita matando neuronas.
Perdió su
belleza hace mucho tiempo y tiene la cara agrietada y manchada.
Malgastó su sensualidad
a punta de estar acompañada de edificios
mal concebidos.
La tala de su
cabellera verde es una constante que permite se vea más grotesco su maquillaje.
Sin embargo,
me gusta mi ciudad; es déspota, políglota, golosa, temperamental, no cede ante
el maltrato. Sigue campante y orgullosa de lo que fue y tiene cierta envidiable
dignidad.
Cuando viajo,
extraño su olor, el amanecer y los pájaros, las granizadas, los ruidos
callejeros y el desconcierto urbano; así lo llamen, arte callejero.
Yvette Ruben
A
Muy buenas fotos y sentimiento
ResponderBorrarGracias Daniel
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