Hemos
aprendido a volar como los pájaros,
a nadar como
los peces; pero no hemos
aprendido el
sencillo arte de vivir como hermanos.
Me gusta despertar con el cantar de los pájaros
anunciando un nuevo día.
Es el mejor despertador que existe, nunca falla
y es melodioso.
Desafortunadamente, las selvas de cemento nos
limitan cada día más y, llegará el momento, en
que el aviso del amanecer será de una máquina
excavadora.
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