Me
gusta recoger hojas en las calles y
llevarlas
a casa para que mueran dignamente.
Las
dejo en cualquier sitio y observo día a día
el
proceso de su final.
Al
paso del tiempo, se dejan ir lentamente
y
a medida que desfallecen, es mayor su belleza.
No
hay duda que la naturaleza es sabia, no lucha
contra
lo que no puede vencer y acepta la realidad
con
elegancia.
Preciosas fotos y canción. Efectivamente de las hojas muertas, podemos aprender mucho. Ya desde antes de morirse.
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